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A falta de disqueras, los artistas articularon una red de estudios de grabación y escuelas especializadas
Sentado a un costado de la plataforma de controles de su estudio de grabación, Carlos Bohórquez (de cabellos largos y lacios que caen sobre sus hombros y una barba tipo Kurt Cobain) se asemeja a uno de esos seres que habitaron la tierra en los años sesenta del siglo pasado: los hippies.
Este músico guayaquileño de 31 años es dueño de Ermitaño Records, a la que él considera “la única empresa disquera que existe en el todo el país”.
“Plántese en el lugar que desee y no encontrará en el horizonte próximo nada más”, agrega su colega y compañero de trabajo, Fabricio Falloni.
En febrero de este año, un grupo de bandas de rock local se juntaron para ofrecer un concierto en los estudios de la última fábrica de discos que quedaba en el país, Fediscos.
La primera industria fonográfica que se abrió en Ecuador fue Ifesa. Cerró hace 9 años.
La infraestructura de Fediscos, fundada en 1964, sigue en pie. Una de sus áreas es precisamente alquilada por Paradox, una escuela de imagen y sonido. Allí se imparten las clases de algunos de sus talleres. También es utilizada por bandas de músicos, como lugar de prácticas y ensayos.
“Ahí existe una de las mejores infraestructuras para grabar que hay en la ciudad. Nosotros aprovechamos para dar capacitación”, dice Daniel Merchán, de Paradox, una empresa que inició hace 15 años como estudio de grabación y que hoy se transformó en escuela de imagen y sonido.
Con las disqueras extintas del medio porteño, los músicos locales no se quedaron con los brazos cruzados.
“Hubo la necesidad de que los artistas se volvieran autosuficientes. Les correspondió hacer el trabajo que hacían las grandes empresas”, dice Lenín Vargas Ávila, dueño de Osso Producciones, una empresa que funciona en uno de los pisos altos de la parte de atrás de una casa familiar y que se fundó en el 2000 como estudio de grabación, y que desde el 2003 funciona como productora de audio y vídeo.
En el país no hay una sola compañía que se dedique a ‘quemar discos’, término con el que se describe el proceso de grabar CD.
Sin embargo, existen más de diez empresas que ofrecen trabajos de grabación y mezcla de sonidos.
“No hay una cifra exacta de cuántos estudios de grabación existen en la ciudad”, dice Andrés Bravo, de Sonarte, fundado hace 7 años por Daniel Sais, exintegrante del grupo argentino Soda Stereo, quien vino al país en abril del 2002 para dictar un curso sobre audio digital y que finalmente se quedó a vivir en esta urbe.
Así como existen estudios cuya inversión en tecnología se acerca a los $ 200.000, los hay de tipo casero, que necesitan una computadora y cierto tipo de interfaces y pueden funcionar hasta en la cocina de una casa. Pero eso no les quita méritos, dice Lenín Vargas: “Nosotros también nos iniciamos así. Lo importante es saber decidir hacia dónde quieres ir”, agrega.
Sonarte y el ex de Soda Stereo
Desde jingles hasta bandas sonoras. Funciona en la av. Olimpo 212 y calle D (cdla. Kennedy Norte). Realiza trabajos de producción, grabaciones y hasta sonidos para películas. Ha sido parte del equipo de filmes ecuatorianos como “Nada personal”. Tiene un ala para capacitaciones.
Paradox y la capacitación
La fundación Arte para Todos ocupa dos casas en el área residencial de la ciudadela Urdesa. De un lado de la calle Primera (entre Jiguas e Ilanes) está el estudio. Del otro, las aulas para el centro de capacitación. Fue la fórmula para sustentar una infraestructura pensada para grabaciones.
Osso producciones y la herencia de Lego
Experimentos puertas adentro. Esta productora, con sede en la exclusiva urbanización La Cumbre, nació de la necesidad de los integrantes del grupo Lego por ubicar el sonido adecuado para sus producciones.
Ermitaño Records y Mamá soy demente
Disquera independiente. Aunque abrió a inicios de año, tiene en su catálogo de artistas a dos grupos locales. Como productora, trabajó cinco discos para grupos y artistas independientes, así como en parte de la grabación de otros diez.
Phonk y la sala de ensayos
Tres años como estudio. Fue fundada por el guitarrista Marcel Morán Condo y el pianista Sergio Vivar como sala de ensayos hace seis años, pero hace tres funciona como estudio de grabación. Tiene sede en la Alborada, 12ª etapa, mz. 4, villa 3.